Wednesday, July 12, 2006


18. POLÍGONO INDUSTRIAL DE LA CARRETERA AMARILLA

(EMITIDO EN PROTAGONISTAS SEVILLA -PUNTO RADIO, 93.0- EL SÁBADO 8 DE JULIO DE 2006)



Muy buenas tardes, estamos ya en plena canícula. Junto con las Navidades, es una época del año proclive a la nostalgia, así que en esta ocasión nos dejaremos llevar para hablar del curioso barrio de mi infancia, y que nadie espere placitas típicas, alcorques con naranjos, o cualquier nombre de calle o barrio tradicional o moderno. Pues no: yo me crié en el Polígono Industrial de la Carretera Amarilla. A tan extraños pagos llegué con ocho años. Mi padre fue destinado como jefe de un almacén de abonos y semillas, y le proporcionaron la vivienda en la misma nave. Durante años, estuve familiarizado con los camiones de dos a cuatro ejes, que transportaban pesadísimos sacos de cincuenta kilos de abonos, azufre, o la perfumadísima semilla de la matalahuga. Niños en el barrio, poquísimos: mi hermano y yo teníamos que coger las bicicletas e irlos a buscar al cercano Polígono de San Pablo o a Santa Clara. Supongo que antaño había en la zona alguna vía de albero que justificase su colorido nombre. El caso es que mi pobre abuela, la primera vez que vino a visitarnos, se pasó todo el trayecto en autobús mirando el suelo porque no llegaba a verlo amarillo.

Aparcando la nostalgia, por muchas razones, he seguido visitando con cierta peridicidad el industrioso bario donde me crié, y tristemente debo constatar que a 2006 está igual de abandonado que a mediados de los 70. Puede que haya cambiado la titularidad de muchas naves industriales, pero si me apuran, se pueden seguir observando las mismas gigantescas matas de jaramago entre el mismo y jamás repuesto acerado. Por supuesto, no es culpa del ayuntamiento que no haya crecido el tejido industrial de nuestra ciudad, pero sí el mantener tan descuidados estos polígonos, ya que lo mismo cabría decir del Calonge.

Sólo ha cambiado su disonomía por el traslado de TUSSAM a los terrenos de lo que fue el Cuartel de San Fernando. Un edificio descomunal con chapas de acero inoxidable sirve para tapar el gigantesco déficit de esta empresa municipal de transporte. Y aquí encontramos una de esas rarezas urbanas que tanto me gusta describir: se trata de una pequeña casita encalada a la entrada de estas cocheras de autobuses en un islote, rodeado por tráfico. No es más que la vivienda del antiguo guarda del cuartel, que no aceptó ninguna indemnización para irse. Y ahí sobrevive entre el inmenso tráfico de autobuses que le rodea.

Por lo demás, nuestros polígonos industriales siguen en retroceso. Sevilla está perdiendi pujanza frente a Alcalá de Guadaíra y su modélico Polígono PISA. Y seguiremos perdiendo mientras el Ayuntamiento no se tome en serio el dotar de mejores servicios a los viejos polígonos, mientras no pelee en la Junta con voz propia (y no la voz de su amo) por la imprescindible ampliación del Palacio de Congresos y Exposiciones.