Thursday, July 06, 2006

7. UNA EXTRAÑA PODA

(EMITIDO EN PROTAGONISTAS SEVILLA - PUNTO RADIO, 93.0- EL SÁBADO 25 DE MARZO DE 2006)

Buenas tardes desde cualquier rincón de esta ciudad, saludos del Caminante. Remontamos la villa desde su ronda histórica. Cierta curiosidad nos lleva hacia la Carretera de Carmona. Dejamos atrás la estatua de santo famoso con niño y la entrada auxiliadora del último palio del Sábado Santo.
Abrimos bien los ojos y oídos para transcribir el pulso de la ciudad. Cruzamos una obra más en esta pujante Sevilla del ladrillo y la hormigonera.
Niños van y vienen, madres, carritos, empleados de banca, estudiantes, bloques recientes, pisos muy bajitos, y una calle que está naciendo, redefiniéndose.
Dos jovencitos con gorras deportivas blancas y cerebro casi rapado permanecen sentados en un portal con mirada ausente fumando un grueso cigarro aromatizado de elaboración manual. La mirada de los transeúntes oscila entre la indiferencia y el rechazo. En tu trabajo puedes ser sancionado por encender un cigarrillo, ¿y qué autoridad moral reconduce a estos adolescentes por consumir droga en la vía pública y a la vista de todos?
Giro a la izquierda en Las Naciones. Cambia el paisaje: bloques más altos y mucha arboleda consevada. me ha traído aquí la historia de vecinos protegiendo árboles de una extraña poda. Un muchacho muy ondulado con jersey de lana y rastas me conduce al lugar de los hechos: unos jardines comunitarios con una decena de árboles podados con demasiado rigor. No soy capaz de pronunciarme sobre si la poda es perjudicial como afirma el joven:
-La semana pasada se colgó un compañero de un árbol para evitalo. Mañana nos manifestamos otra vez. ¡Vamos a salvar los que quedan!
Continúo mi marcha hacia el Parque Atlántico. Me acerco a un puestecillo para comprar Pictolines y charlar con su dueño.
-¿Sabía usted algo del asunto de la poda?, por lo visto los vecinos estaban en contra...
-¡Eso es mentira! -interrumpe un anciano de pulcra chaqueta y lustroso pelo cano-. Aquí sólo había uno de Nigeria o Camerún que pedía en el supermercado de enfrente. Dormía debajo de un arbusto y tenía los jardines enmuy mal estado. Unos vecinos se cansaron y le talaron el arbusto. Así conseguimos que se fuera de una vez.
Desagradable sorpresa: ésta sí que es una tala salvaje. Mientras un chaval de buena fe se cuelga de un árbol para impedir una poda demasiado rigurosa, a escasos metros, un par de hombres destrozan un seto para que se vaya un inmigrante trarándolo como una rata.
Dondequiera que estés, pregunta por Sevilla Acoge, y en nombre de otros vecinos de mi ciudad, perdónanos.